jueves, 29 de octubre de 2015

Mi hijo come si estoy contenta

Aunque las mamas de niños pequeños sienten con cierta frecuencia sentimientos negativos, no se conoce con exactitud cómo afectan a la alimentación de estos chicos. 


Todos, en algún momento, no nos hemos sentido bien y no nos hemos comportado con nuestros hijos como hubiéramos querido. Siempre se ha dicho que transmitimos a nuestros hijos nuestras inquietudes y miedos de forma inconsciente. Pero, puede realmente afectar al comportamiento alimentario??.



Cada vez hay más estudios que asocian el estado emocional de la madre con las prácticas relacionadas con la alimentación. Los altos niveles de ansiedad/ sentimientos negativos tienen un efecto indirecto sobre las sensaciones del niño en relación con la comida, experimentándola de forma inadecuada. Y contribuyendo al aprendizaje de roles incorrectos en relación con la alimentación.


La ansiedad materna, a su vez, se ha relacionado con los trastornos del sueño infantil y con las crisis de llanto en bebes.


Maternal negative affect is associated with emotional feeding practices and emotional eating in young children.

Rodgers RF, et al. Appetite. 2014

lunes, 19 de octubre de 2015

Errores en la introducción de buenos hábitos de alimentación en el niño

Mantener alimentación triturada demasiado tiempo 

Generalmente, los bebes deben comenzar a comer alimentos sólidos alrededor de los 8-9 meses. Y no deberían estar aun comiendo papillas a partir del año. Evidentemente, con la excepción de aquellos niños que tienen algún retraso en su desarrollo. 



Abandono de la silla de bebe 

Las sillas para bebés son fantásticas para tener bien controlados y sentados a los niños.  Los bebes aprenden a asociar estas sillas con las comidas. Cuando sentamos al niño en una silla de adulto antes de los 2 años y medio, no suelen quedarse quieto y los hábitos de alimentación se hacen imposibles. No hay problemas por mantener la silla de bebe hasta los 3 años.

Pero una vez que se cambia al niño de silla, y se le deja libre, no se le debe de cambiar de nuevo. La hora de la comida ha cambiado y las reglas hay que mantenerlas. Y el niño debe de aprenderlo también.



Picoteo frecuente 

De alguna forma, nuestra cultura ha favorecido la alimentación casi constante de nuestros niños. La mayor parte del tiempo para relajarlos. Al final, es difícil establecer un adecuado horario de comidas. De esta forma, se favorecen las situaciones estresantes en el momento de sentarnos a la mesa, en las que el niño no tiene hambre y no quiere comer.  
Y además, con el picoteo se pierde el concepto de que las comidas se realizan sentados a la mesa.   



Juguetes en la mesa 
Llega un momento en el que el niño pide llevarse un juguete a la mesa durante la comida. Al principio, muchos padres los dejan para que el niño se quede sentado en la mesa y consienta comer. Pero a la larga es contraproducente porque se convierte en fuente de distracción haciéndose la comida mas dificultosa y lenta. 



Todo esto es muy fácil de decir, ponerlo en práctica es mas complicado. Pero la crianza de un niño no es fácil...

martes, 13 de octubre de 2015

La salchicha asesina/ Hot Dog Killer

Las sociedades científicas de pediatría recomiendan lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida. 


Los comités de nutrición añaden que se debe de introducir alimentos complementarios entre los 4-6 meses. Así que los niños menores de 4 años y aquellos con problemas de masticación y/o deglución tienen un alto riesgo de atragantamiento con la comida. 

Antes de que erupcionen los molares, los niños cortan los alimentos con los incisivos pero no son capaces de preparar adecuadamente el bocado para su deglución. Cuando el niño tiene 3-4 años, ya tendría molares pero aún están aprendiendo a masticar eficazmente. Y si además, se distraen con gran facilidad (como suele suceder a estas edades), cuando deberían prestar mayor atención al acto de comer, la posibilidad de un susto se incrementa. Por lo que un trastorno de la deglución, multiplica el riesgo de atragantamiento de forma significativa. 


Enfermedades como los trastornos neuromusculares, retrasos del desarrollo, traumatismos craneoencefálicos, y otros pueden alterar el proceso de la deglución con las temidas consecuencias: desnutrición, deshidratación y/o atragantamientos/ aspiración de alimentos. Por ello, la prevención en estos casos es fundamental y básica. 

Los factores ambientales tienen un papel de especial interés en el riesgo de atragantamiento en niños. Actividades durante las comidas como, caminar, correr, hablar, reír o comer muy rápido, o juegos como coger al vuelo comida u objetos con la boca incrementarían el riesgo de aspiración.

Pero cuales son las características de los alimentos de mayor riesgo y que alimentos son??

Curiosamente, las salchichas son los alimentos que más frecuentemente se asocian con atragantamiento en los niños. Esto se debe a que reúne unas características físicas que favorecen dicha situación: son cilíndricos, del tamaño de la vía aérea de un niño y se pueden comprimir. Dichas características le permiten alcanzar la vía aérea y ocluirla


Pero hay otros alimentos que se consideran de alto riesgo, como los caramelos duros, semillas, uvas, nueces, cacahuetes, zanahorias crudas, manzanas, palomitas de maíz, chicles, carne en barra... Muchos de ellos tienen las mismas características físicas descritas previamente como de alto riesgo. La mayoría de estos productos han sido diseñados por el hombre por que son susceptibles de ser rediseñados, otros no son modificables, como las frutas o verduras


En base a esto, en 2010 (que fue cuando surgió la polémica de las salchichas) se publicó un artículo sobre el tema en el que se recomendaba establecer ciertas normas a la hora de diseñar nuevos alimentos. Habría que tener en cuenta a que publico va dirigido y que dificultades pueden presentar. Algo similar a lo que se hace con los juguetes.

martes, 6 de octubre de 2015

Cerebro y Dieta

La Universidad de California en Los Ángeles ha ofrecido los primeros datos que demuestran como las bacterias ingeridas en la comida pueden afectar la función cerebral. 


En un estudio llevado a cabo en mujeres sanas que comían habitualmente bacterias "buenas", conocidas como probioticas medíante yogur, se observaban cambios en el funcionamiento cerebral, tanto en reposo como durante su respuesta a estímulos externos. Por lo que se podría decir que parece que los cambios en la flora intestinal tiene efectos directos sobre la actividad cerebral.
 
El estudio ha sido llevado a cabo por científicos de Gail and Gerald Oppenheimer Family Center for Neurobiology of Stress, parte del departamento de trastornos digestivos de la Universidad de California (UCLA) y el Ahmanson–Lovelace Brain Mapping Center at UCLA



Se conoce que el cerebro manda estímulos al intestino, por eso el estrés o las emociones se pueden traducir en síntomas digestivos. Pero esta investigación demostraría que existe un camino de paso de información al contrario también.
 
Los investigadores encontraron que las mujeres que no consumieron yogur probiotico presentaban una disminución de la actividad en ambas áreas cerebrales conocidas como ínsula y en el área somatosensorial en relación a estímulos de tipo emocional. 

Además, en la respuesta a tareas, estas mujeres eran menos constantes en la realización de tareas de larga duración en las que estuvieran implicadas áreas emocionales, sensoriales y/o cognitivas.
Las mujeres que consumieron probioticos mantenían una respuesta más estable o incluso un aumento de la actividad en estas tareas.


Durante la evaluación en reposo se obtenían datos de mayor conectividad entre la sustancia gris del tronco cerebral y áreas del Cortex prefrontal asociados a la cognición, emoción y sensorial en las mujeres que tomaban probioticos.
 
Es interesante el hecho de que podamos mediante la dieta, no solo modificar la flora intestinal, sino que obtenemos un efecto sobre el metabolismo y la función cerebral. Incluido aspectos como el estado de animo.


A partir de aquí, surge una cuestión: que sucede en el desarrollo cerebral de aquellos niños que durante su etapa neonatal precisaron de tratamiento antibiótico que afectó de forma significativa su flora intestinal.


Lo interesante del estudio es que descubre una línea de investigación hasta ahora desconocida: el sistema digestivo tiene un papel activo en la función cerebral. Ya veremos que aplicación tiene en el futuro sobre múltiples enfermedades en dicho ambito.