Cuando los hijos vomitan el primer juicio de los padres es: “algo le cayó mal”.
Se refieren a que el organismo se deshizo de un alimento que pudo serle nocivo y, como mecanismo de defensa, utilizó el vómito.
Esa manifestación aguda y pasajera es un signo clínico que indica el comienzo de un cuadro generalmente infeccioso, viral o bacteriano.
Pero las personas confunden a veces el vómito con la regurgitación, considerado este el signo del reflujo gastroesofágico.
El vómito indica una enfermedad y el reflujo es una situación transitoria y frecuente de los lactantes menores de 18 meses, que se manifiesta con el paso involuntario del contenido del estómago hacia el esófago, y que no es forzado ni presenta otros síntomas.
Se produce porque el bebe no tiene madurez suficiente, lo cual facilita el paso frecuente del contenido gástrico al esófago y de este a la boca.
El vomito asocia unos síntomas característicos con una fase inicial o de aviso, con síntomas como sudoración, aumento de la frecuencia del corazón, palidez y mareo. Luego, sigue una fase de arcadas y, la tercera, que es la expulsión forzada del contenido gástrico, que causa un corte momentáneo de la respiración. En todos los casos, el niño queda incómodo, intranquilo y puede desencadenar llanto.
En el caso del reflujo no existiría todo este cortejo de síntomas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario