viernes, 27 de noviembre de 2015

El libro de los gustos esta en blanco

¿Por qué nos negamos a probar alimentos nuevos?

Negarse a comer alimentos nuevos se denomina neofobia alimentaria y se define como un sentimiento de repugnancia hacia la ingesta de alimentos nuevos. Esta actitud (habitual en niños alrededor de los dos años de edad) es en realidad un mecanismo de adaptación: el objetivo es evitar la ingesta de alimentos o sustancias que podrían ser peligrosas o tóxicas. Después de haberse familiarizado con el alimento, la neofobia se supera con éxito.

Hay quien opta por familiarizar a los niños tras exponerles varias (o muchas) veces al alimento. Sin embargo, los estudios muestran que el rango necesario de exposición para lograr esa familiarización es tan amplio (de 11 a 90 veces), que el mejor consejo es despreocuparse: es una respuesta normal y fisiológica de los niños y se supera con el tiempo. 

El bebe saborea lo que come la madre durante la lactancia?

En general, los alimentos ingeridos por la madre durante la lactancia, igual que sucede con otros mamíferos, modifican el sabor de la leche y estos cambios alteran el patrón de conducta de succión del bebé. Sin embargo, esta experiencia no es negativa. A través de la leche materna, los lactantes aprenden los sabores propios de los patrones alimentarios de su madre y, por extensión, de su contexto cultural. Por tanto, los bebés alimentados con leche materna disponen de una experiencia sensorial más rica y variada que los niños alimentados con biberón. 

Influye en los gustos infantiles el lugar de crianza?

En el proyecto Identificación y prevención de los efectos sobre la salud inducidos por la dieta y el estilo de vida en niños (IDEFICS, por sus siglas en inglés), se examinaron las preferencias de sabor en más de 1.700 niños de entre seis y nueve años de edad procedentes de ocho países europeos (Italia, Estonia, Chipre, Bélgica, Suecia, Alemania, Hungría y España). 

Más del 70 % de los niños alemanes prefirieron las galletas con grasas añadidas, frente a solo el 35 % de los chipriotas. Por el contrario, la mayoría de los alemanes prefirieron el zumo de manzana básico, mientras que los niños suecos, italianos y húngaros se decantaron por la opción con azúcares o aromas añadidos.


Los niños españoles prefieren los productos con sal, azúcar o grasa añadida. Las preferencias de sabor están influidas por factores culturales. Así, en los ocho países los niños mayores tenían una mayor preferencia por el azúcar y la sal que los pequeños.

En cuanto a los niños españoles, el 60 % se decantó por el zumo de manzana con azúcar añadido. Con respecto a las galletas, el 62 % prefirió la galleta con grasa añadida y el 70 % eligió aquella con sal añadida con respecto a la básica.

Por tanto, se puede decir que las preferencias de sabor varían según el país. Y además, los niños cambian sus predilecciones a medida que se hacen mayores


  

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