En los últimos tiempos la preocupación entre los profesionales sanitarios por los trastornos de la deglución ha ido en crecimiento. En primer lugar, el interés se enfocó hacia los pacientes geriátricos y más recientemente, ha ido en aumento en el caso de los pacientes en edad pediatrica. Se han creado grupos de trabajo y especialmente, se le ha hecho un hueco prioritario a la parálisis cerebral.
Sin embargo, hay investigadores analizando los problemas de deglución en otros trastornos menos frecuentes. Asi, tenemos al Dr LaMantia que lleva años estudiando el Síndrome DiGeorge.
En 2013 Dr. LaMantia y su equipo, mediante un modelo animal, observaron que los problemas de alimentación y deglución, estaban directamente relacionado con un defecto en el desarrollo embrionico de los nervios craneales. Por lo que concluyeron que la dificultad deglutoria no se desarrollaba tras el nacimiento, sino que era previa.
Dr. LaMantia ha constituido un equipo de investigadores interdisciplinar entre el Hospital George Washington y el Sistema Nacional de Salud Infantil Americano. Su objetivo, entender como y porque los daños cerebrales precoces originan trastornos deglutoria en niños con enfermedades del neurodesarrollo.
Para ello ha conseguido una aportación de 6.2 millones dólares del Sistema de Salud Americano. El desarrollo embriologico cerebral es la base para el adecuado crecimiento de la cara, y área orofaringea, así como, de las estructuras nerviosas implicadas en la deglución. Este mismo equipo de investigadores descubrieron, en estudios previos, que los niveles de expresión genomica, así como, su expresión en esta zona, se encuentran alteradas. Por lo que el cerebro proporciona información incorrecta a la cara y boca.
Por una parte, el trabajo de investigación que van a llevar a cabo pretende reconocer los receptores o neurotransmisores que podrían sobreactivar o desactivar el cerebro en el síndrome DiGeorge. Con ello se espera poder alcanzar terapias que mejoren los trastornos de deglución.
Y en segundo lugar, han detectado en un ensayo anterior, como las mínimas variaciones de los niveles de vitamina A tienen repercusiones sobre los nervios implicados en la deglución. Lo cual implicaría el desarrollo de dificultades para tragar. Por lo que van a estudiar, si podrían prevenir dichos trastornos a través del control de la ingesta de esta vitamina.
En los próximos cinco años obtendrán resultados y ya veremos sus implicaciones clinicas.
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